
Guía práctica de autocompasión: ejercicios y reflexiones para combatir la autoexigencias desde hoy
- Cuéntame Atención psicológica
- 20 jun
- 2 Min. de lectura
¿Te suena familiar esa voz interior que te exige ser perfecta, sin errores y siempre al 100%? La autoexigencia puede convertirse en una carga pesada que desgasta nuestra energía, nuestro ánimo y nuestra autoestima. Pero hay una forma amorosa y poderosa de enfrentarla: la autocompasión.
La historia de Ana: cuando la autoexigencia no da tregua
Ana es una mujer que siempre ha querido dar lo mejor en todo: en su trabajo, en su familia, incluso consigo misma. Sin embargo, cuando no cumple sus propias expectativas, la voz interna se vuelve crítica y dura: “¿Por qué no fuiste suficiente?”, “Deberías haber hecho más”.
Ana sentía que jamás podía relajarse, porque la autoexigencia la mantenía en constante alerta y tensión. Fue entonces cuando descubrió la autocompasión, un camino para ser amable consigo misma, para aceptar sus errores y para aprender desde el amor, no desde el castigo.
¿Qué es la autocompasión y por qué es clave contra la autoexigencia?
La autocompasión es ese acto de tratarnos con la misma gentileza y comprensión que daríamos a una amiga que está pasando por un momento difícil. Nos permite detener la voz crítica, reconocer nuestro sufrimiento y darnos permiso para ser humanos, con imperfecciones incluidas.
Cuando cultivamos autocompasión, la autoexigencia pierde su fuerza destructiva y se transforma en una fuerza motivadora y realista. Aprendemos a trabajar por nuestro bienestar, no desde la presión ni el miedo al fracaso.
Ejercicios y reflexiones prácticas para comenzar hoy
Aquí te comparto algunas prácticas que Ana empezó a aplicar y que tú también puedes incorporar poco a poco en tu día a día:
Habla contigo misma como hablarías con una amiga
Cuando notes que la crítica interna aparece, detente y pregúntate:
“¿Qué le diría a una amiga si estuviera en esta situación?”
Cambia el tono duro por palabras de apoyo y ánimo.
El ejercicio de la pausa consciente
Cada vez que te sientas sobrecargada por la autoexigencia, respira profundo tres veces y repite mentalmente:
“Está bien no ser perfecta. Estoy haciendo lo mejor que puedo.”
Este pequeño acto te ayuda a bajar la intensidad y reconectar con tu humanidad.
Diario de autocompasión
Dedica 5 minutos diarios a escribir tres cosas que hiciste bien, por pequeñas que parezcan. Esto cambia el foco hacia lo positivo y fortalece la confianza.
Reconoce y acepta tus emociones
No reprimas la frustración o el cansancio. Identifícalas con curiosidad y sin juicio, diciendo por ejemplo:
“Estoy cansada y eso está bien. Merece mi cuidado.”
Recuerda que no estás sola
La autoexigencia es común, y muchas personas luchan con ella. Busca espacios para compartir tus emociones, ya sea con amigas, familia o un profesional.
Reflexión final: la autocompasión es un acto de valentía
Ser compasiva contigo misma no es resignarse, sino reconocer que mereces cuidado y respeto, incluso en los momentos difíciles. La autocompasión te invita a caminar la vida con menos peso en los hombros y más amor en el corazón.
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Juntas podemos trabajar para que esa voz interna se transforme en tu aliada y no en tu enemiga.
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